Kynodontas _ Movie Review

Canino (Kynodontas)

2009 _ Grecia _ Georgos Lanthimos

“Papá nos ama. Mamá nos ama.”

AUTOR: PABLO ARANDA

No es la primera vez que vemos una historia de unos chicos que son criados de manera salvaje y desconociendo las costumbres del mundo al que deberían pertenecer. El mito del “buen salvaje” es un tema ya conocido en el cine y en la literatura y nos presenta a la persona criada al margen de la sociedad ignorando sus hábitos, enfrentándose a esta e intentando asimilar (siempre con dificultades) sus dictados y convenciones. Pero ¿qué pasa cuando son los propios progenitores los que aíslan a sus hijos? ¿Qué ocurre cuando la selva en la que se han criado es su propia finca familiar? ¿ Cómo les explicas a tus hijos qué hay fuera y por qué están encerrados entre cuatro paredes?

Serán estos mismos padres los encargados de la creación de esta inquietante (y delirante) cosmogonía que provoca la perplejidad del espectador que ve como los vástagos creen a pies juntillas cualquier tipo de explicación de sus padres, por descabellada que nos suene; como la naturaleza de los aviones que sobrevuelan la casa, los gatos o la relación entre la caída de sus dientes caninos y el fin de su cautiverio. Tal ingente tarea es creada para contener las lógicas dudas que sus tres hijos, ya bien pasada su adolescencia, puedan tener. Entre la doctrina inculcada abundan pueriles costumbres como juegos o canciones pero también conductas tan inmorales como el incesto, que el padre utiliza como solución de emergencia con el fin último de satisfacer las necesidades de su hijo. Los cinco miembros de la familia viven en una feliz Arcadia donde el tiempo no parece pasar y los hijos mantienen una estúpida inocencia inculcada por sus padres con la intención aparente de aislarlos de una sociedad hostil. Y digo aparente porque en ningún momento ninguno de los padres hacen mención a los motivos para aislar a sus hijos de la sociedad, ni siquiera ellos mismos hacen ningún tipo de comentario al respecto. La idea de no revelar esta información ahonda en el hermetismo y la irracionalidad que Georgos Lanthimos imprime a su película. Sólo la inclusión de un elemento al margen del núcleo familiar rompe esta aparente armonía y desencadena los acontecimientos.

Es la construcción del lenguaje otro aspecto destacado de la película; el padre retuerce el significado de las palabras, otorgándoles significados que sean inofensivos, que constituyan conceptos que eviten a sus hijos cuestionar su propia cautividad. Sin la palabra, sin la capacidad de expresar ideas relacionados con conceptos que estén fuera de su confinamiento, los hijos son incapaces de pensar, de hacerse preguntas que están fuera de lo cuidadosamente enseñado por sus progenitores. Una reflexión fascinante y que está relacionada con la corrupción de las palabras en regímenes despóticos, con el fin de manipular conciencias, evitar el pensamiento propio e inculcar propaganda a través de apotegmas e incluso música (impagable la escena del padre traduciendo el Fly me to the Moon del “abuelo” Sinatra).

Resulta brillante la elaboración de un guión que el propio Lanthimos firma junto a Efthymis Filippou, quien también lo hace en la posterior obra de Lanthimos, la notable Alps. Lanthimos opta por la sobriedad en la puesta en escena y la fotografía irradia la misma candidez que ciertos personajes. A la manera de un documental de naturaleza, el espectador observa planos fijos casi desprovistos de música extradiegética donde los personajes asumen con naturalidad su aberrante rutina subvirtiendo las convenciones sociales y provocando reacciones en el espectador que van desde la sorpresa, el rechazo y hasta la sonrisa cómplice con un macabro sentido del humor. A medio camino entre la provocación de Pasolini y la transgresión de Haneke, Lanthimos crea un film que puede dejar mal cuerpo por su desesperanzadora reflexión pero que deja poso e invita a reflexionar.